Pintado con óleo y acrílico y con una composición un tanto abstracta, trato de reflejar el flamenco. Entre luces y focos que apuntan a la bailaora y la hacen la protagonista de ese ambiente y con esa música especial. Entre abanicos que no pueden faltar por su signo de elegancia y castidad. Entre columnas, muros, arcos, que sitúan un rincón andaluz. Entre colores significativos del flamenco, elegidos por ser para mí los tres colores de la fuerza, la elegancia. Luces y sombras que no tapan la alegría.
Esa silueta se dibuja sobre el tablao para hacerse cargo de la noche de puro sentimiento. Noche que dediqué a pintar esta obra que llevaba tiempo en mi cabeza.
También podéis encontrar la imagen de este cuadro dentro de la página Óleo de este blog.
Para quién le apetezca ver como una bailaora de los pies a la cabeza se hace con el escenario:
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